Federico era un chico muy, muy
listo. En aquellos años en los que el informático era el rey del mambo,
escribía los programas en vertical porque le pagaban por líneas de código
escritas.
Aún a estas alturas del siglo XXI,
tal vez no todo el mundo sepa que medir las líneas de código (LOC, en sus
siglas en inglés), sean físicas o lógicas, no es una buena manera de saber el
tamaño del software que se desarrolla, sobre todo si se desea hacer análisis de
productividad o de eficiencia económica.
Para entenderlo más fácilmente ¿es
más productiva una persona que desarrolla un programa en 3.000 líneas de código
que otra persona que tan solo necesite 500 líneas para realizarlo en el mismo
tiempo? Es paradójico pensar que el tamaño viene dado por el número de líneas
de código, cuando ambos programas realizan lo mismo.
El uso de las líneas de código como
medida del tamaño del software está considerado como una mala práctica, y no
solo porque presenta paradojas como la arriba descrita, sino porque además:
- Penaliza un
buen diseño y codificación frente a uno malo. La experiencia y buenas prácticas
repercuten en una disminución de líneas de código.
- Es
altamente dependiente del estilo de programación, diseño y arquitectura.
- No hay un
estándar en la industria.
- No hay un
consenso internacional en qué es una línea de código.
- No pueden
ser usadas con propósitos comparativos entre plataformas, lenguajes u
organizaciones distintas.
- No pueden
saberse en tiempo de estimación.
- Algunos
lenguajes de cuarta generación ni siquiera usan líneas de código.
Si a
usted le miden la productividad en términos de líneas de código ¡está de
suerte! ¡recréese en la escritura de sus programas!
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